lunes, 12 de julio de 2010

La maldición de los números (Publicado en la newsletter nº 1 del CGCOAPI)


Debían ser las cinco de la madrugada. Lo sé porque todas las personas que había en la sala tenían aspecto de estar soñolientos, y porque un reloj, de esos tipo Casio que tanto se llevaban en los ochenta, había sonado “bip, bip, bip, bip, bip”.
Yo también me sentía cansado, pero, a pesar de que ya llevaba cerca de dos horas hablando sin parar, estaba dispuesto a contestar cualquier pregunta que me quisiera hacer uno de aquellos sujetos que, hacía ya mucho rato, me habían dicho que eran periodistas.
En esos momentos no me sentía seguro de nada, aunque recordaba haber hablado de cómo había evolucionado el mercado inmobiliario en el último año, de cómo funcionaba la financiación de los inmuebles, le había pegado un par de “palos dialécticos” a la banca, y había alabado el papel que todos mis compañeros Agentes de la Propiedad Inmobiliaria realizaba para conseguir que todos los ciudadanos pudieran acceder a una vivienda digna y adecuada, acorde a sus necesidades, tanto habitacionales cómo financieras.
Estaba crecido, lo estaba consiguiendo. Había dominado a las fieras (esas que decían llamarse periodistas) que ahora comían en mi mano, y, encima, había conseguido mantener una pose digna durante todo el discurso para que mi imagen en TV fuera impoluta. (No te eches hacia delante, mantén la barbilla arriba, los hombros hacia atrás, quita los codos de la mesa…., en fin, que hasta se me iba a notar el gimnasio).
Pero, de repente, ocurrió. Una de las fieras levantó la mano, y cuando llegó su turno, preguntó : “¿Qué opina usted de la reciente estadística del INE que habla de un repunte de la actividad del 17,356 %? ¿No opina que, ya que usted ha dicho que sólo ha repuntado un 16,95 %, hay una diferencia en términos reales del 0,406 %? Si esa diferencia la sublimamos al infinito y la trasladamos al precio medio de una vivienda de un pueblo de Soria con 75 habitantes, estamos hablando de 6.356 euros de desviación por cada transacción, sea ó no consumada. Entonces, ¿a quien hacemos caso?”.
“A tu madre”, es la primera respuesta que se me ocurre, pero, increíblemente, consigo guardármela para mí solo, y de mis labios sale un contundente “Tenga usted en cuenta que nosotros manejamos precios de cierre, y otros estamentos manejan cifras de oferta ó de escrituración, de ahí la diferencia”. La fiera se da por satisfecha, ¡¡¡bien!!! ¡¡¡ prueba superada!!!.
Infeliz de mí, todavía quedaban más preguntas.
“Antes se ha hablado de que ustedes estimaban en un 34,9876 % la caída media del precio de las viviendas en alquiler. Sin embargo, un informe del mes pasado de la empresa MACKINTOSH, SMITH, BARTOILLE & PELAEZ DE LA FONTANILLA nos indica, siguiendo el método de investigación empírico conductual del caso transversal que dicha caída es del 29,567893 %. ¿Eso indica que el método de investigación empírico conductual del caso transversal tiene un defecto deflactatorio (yo pienso entonces, ¿esa palabra existe?) sobre los datos con los que opera?”.
Cuando iba a contestar algo sobre la capilaridad de nuestra red de agentes, sobre cómo estábamos organizados, de cómo habíamos mantenido nuestros despachos abiertos, e, incluso, iba a hacer mención a que yo conocí a Peláez de la Fontanilla en la escuela y era “la percha de los palos”, volví a escuchar otra vez el “bip, bip, bip, bip, bip”, seguido de “son las cinco de la mañana, las cuatro en Canarias, boletín informativo de Radio Nacional de España”.
Me desperté, sobresaltado y sudoroso. De repente, recordé.
Tengo que levantarme, afeitarme, ducharme y vestirme rápido, porque a la siete sale mi avión.
Esta mañana hemos citado a los periodistas en la sede del Consejo.
Es la rueda de prensa anual, la presentación del “Informe de coyuntura del año 2.009. Expectativas y realidades del mercado inmobiliario para el 2010”.
Su contenido es interesante, si, pero seguro que terminaré hablando de números…

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